Blasco Ibáñez había muerto.
Fue el 28 de enero, a las tres y media de la mañana, cuando se apagaba la vida del escritor valenciano en su casa de Mentón, población francesa de los Alpes Marítimos, a la orilla del Mediterráneo.
El post de hoy, recordando aquella fecha, reproduce un articulo publicado el 10 de febrero 1932, por la revista Mundo gráfico:
EN MENTÓN, LA VILLA LUMINOSA
Cuarto aniversario de la muerte de Blasco Ibáñez
La comitiva subiendo al cementerio de Mentón, enero 1932 |
El
cementerio de Mentón tiene una sala en donde entra el luminoso sol de la Costa
Azul.
En ella
está el féretro que guarda los restos del gran novelista español Vicente Blasco
Ibáñez. Allí espera ese día en que ha de volver a España.
Mientras
tanto, los fervientes admiradores del artista van a la linda población francesa
para rendir todos los años, en el aniversario de su muerte, un delicado y
sentido homenaje a su memoria.
Y he aquí
que esta vez, al cumplirse el cuarto año, la Corporación municipal valenciana
acordó que una representación de ella fuera a Mentón para depositar sobre el
féretro una corona de laurel. La Diputación Provincial hizo lo mismo. Y luego,
las Cortes Constituyentes determinaron que seis diputados las representaran en
ese acto.
Ante el túmulo de Blasco Ibáñez. Las comisiones le cubren de flores |
Era de
esperar que este año se le diera al aniversario toda la fuerza expresiva del
sentimiento liberal de un pueblo por cuya libertad tanto hizo aquel luchador.
Fué Blasco Ibáñez un hombre representativo de nuestra raza. Su ardor meridional
hizo de su vida una interesante novela que no llegó a escribir.
Salió de
España sin olvidarla nunca, y eligió para vivir la Costa Azul, porque tiene el
mismo sol y el mismo mar de su Valencia y de aquella su Malvarrosa, donde se
formó. Y entre las joyas de la «Riviera», señaló a Mentón, tan mediterránea,
tan pintoresca, tan luminosa, tan adecuada al temperamento del novelista.
Allí, en su jardín de «Fontana Rosa», lleno de
olivos y de naranjos y de azulejos valencianos, escribió sus últimas novelas.
Y allí, un
día enfermó, y allí murió, recordando a Cervantes y a Víctor Hugo, cuyos bustos
en bronce se elevan en el jardín aquel que mira siempre al mar. A este Mediterráneo
suave, guardado en sus orillas por las floridas casas de los millonarios del
mundo.
Allí quedó
el cuerpo inanimado, y allí espera que un día, luminoso también, como este del
cuarto aniversario de su muerte, lleguen sus compatriotas y se lo lleven con la
solemnidad fervorosa de la admiración.
En Mentón ha
sido día grande este del cuarto aniversario. Toda la villa se ha asociado al acto,
con sus huéspedes rubios de otros países brumosos que buscan las caricias de un
sol que no ven en su país.
Se organizó
la comitiva, que subía por las floridas sendas al cementerio, que es también un
jardín. Grave lugar que sonríe a la muerte y nos hace pensar en ella sin
horror.
Y en la
salita por cuyas ventanas entran el sol y la brisa perfumada de los Alpes marítimos,
la comitiva dejó sobre el féretro las flores de los jardines valencianos.
El señor
Loraine, presidente del Comité Blasco Ibáñez en Mentón, habla, en francés, de
las excelsitudes del escritor admirado del mundo, y al que la villa estimaba
como hijo adoptivo y predilecto.
El alcalde
de Valencia, Vicente Alfaro, pone en su discurso el brío de su juventud; cálida
palabra levantina que expresa el sentimiento de un pueblo formado en la
doctrina blasquista.
Y el señor
Tenreiro, diputado de las Constituyentes españolas, hace sentir la emoción de
cómo la España republicana viene ya oficialmente representada a la republicana
Francia para enaltecer y perpetuar la memoria de un hombre que tanto lo deseó.
Dentro del
sentir homogéneo de todos, y ante la luz potente de un sol muy nuestro y el
colorido de nuestras costas, vibró en el acto esa cordialidad que hermana a los
pueblos.
Y no
sabíamos determinar los que asistimos si España estaba en Francia o Francia en
España.
La memoria de Blasco Ibáñez nos suma a todos en
un sentimiento de paz y amor universales
ENRIQUE BOHORQUES
Sigfrido
Blasco, acompañado por varios periodistas valencianos,
M. Fontana, ex alcalde
de Mentón, y M. Loraíne, presidente del Comité Blasco Ibáñez en dicha población
(Fots. Ruggeri)
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Fuentes:
Mundo gráfico, 10 de febrero 1932,
El Heraldo de Madrid, 30 de enero, 1928
En último conquistador: BLASCO IBÁÑEZ (1867-1928), Javier Varela,
2015
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