En la primavera del 2016, se cumplía un centenario de la publicación de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, la más exitosa novela de Vicente Blasco Ibáñez.
Escrita entre finales del año 1915 y principios del 1916, cuando Blasco vivía en París observando de cerca la gran guerra europea, la novela fue traducida en varios idiomas, pero el gran éxito llegó a partir de la versión inglesa publicada en los Estados Unidos, en julio del 1918.
V. Blasco Ibáñez en París, 1915 Fotografia de Henri Manuel |
Entre 1915 y 1917, Blasco Ibáñez mantenía una estrecha
correspondencia con Francisco Sempere Masiá (1859-1923), librero y editor valenciano y
ocasionalmente, con su yerno Fernando Llorca, los dos socios de la Editorial Prometeo. Hoy,
este epistolario permite conocer muchos aspectos de la vida del novelista,
comprender mejor sus circunstancias personales, y seguir de cerca sus proyectos
de aquella época. En una carta del otoño de 1915, Blasco comentaba su intención
de escribir tres novelas sobre la guerra:
«Yo, mientras tanto, podré escribir las tres novelas que tengo pensadas y preparadas sobre la guerra, novelas serias y artísticas: Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, Venus María y Mare nostrum. Estoy con más ganas de trabajar y con más fuerza que nunca.»1
En octubre, el escritor se había instalado en un modesto piso burgués
del distrito XVII de París y en noviembre, empezaba a escribir la primera novela.
El evento bélico que azotaba Francia, el frió invierno parisino de aquel año y la situación económica de extrema precariedad del novelista, parece que estimulaban su capacidad creativa y la gran fuerza de voluntad que siempre le acompañó, y en pocos meses, bajo un intenso ritmo de trabajo, Blasco lograba escribir la gran novela de la guerra: Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
El Heraldo de Madrid del 23 de enero de 1916 anunciaba en un artículo acompañado por el retrato del escritor, la próxima publicación en su folletín de la nueva novela de Blasco Ibáñez (ver Comenzando el año 1916). El respectivo artículo fue comentado en los periódicos republicanos, El Pueblo de Valencia, número 8696 y El Luchador, número 889.
El evento bélico que azotaba Francia, el frió invierno parisino de aquel año y la situación económica de extrema precariedad del novelista, parece que estimulaban su capacidad creativa y la gran fuerza de voluntad que siempre le acompañó, y en pocos meses, bajo un intenso ritmo de trabajo, Blasco lograba escribir la gran novela de la guerra: Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
El Heraldo de Madrid del 23 de enero de 1916 anunciaba en un artículo acompañado por el retrato del escritor, la próxima publicación en su folletín de la nueva novela de Blasco Ibáñez (ver Comenzando el año 1916). El respectivo artículo fue comentado en los periódicos republicanos, El Pueblo de Valencia, número 8696 y El Luchador, número 889.
Mientras tanto, Blasco Ibáñez estaba terminando la
segunda parte de la novela y a través de las cartas que enviaba casi a diario a sus
socios de la Editorial Prometeo de Valencia, coordinaba todos los detalles
relacionados con la publicación del libro. Había establecido que la tirada de la primera edición fuese de 12.000 ejemplares y para la ilustración de la cubierta eligio a Francisco Povo, enviándole como guía de inspiración un grabado de Alberto Durero.
Mediante el contacto epistolar con sus socios, Blasco intentaba mejorar el
funcionamiento de la Casa Editorial y la calidad de sus publicaciones. Enviaba
toda clase de material gráfico y periodistico que consideraba interesante o necesario, hacia
sugerencias y daba instrucciones, compartía ideas innovadoras y proponía nuevos
proyectos. Supervisaba íntegramente las actividades de la Casa y estudiaba con
objetividad todos los elementos implicados en la edición de las publicaciones.
Además de escribir su nueva novela, continuaba redactando la Historia de
la guerra europea de 1914 y preparaba la publicación de las obras clásicas para una nueva colección: Libros célebres
españoles y extranjeros.
Atrapado en una situación económica critica, acentuada por los compromisos familiares y personales adquiridos, Blasco continuaba escribiendo con toda la energía que le proporcionaba su asombrosa capacidad de trabajar, su ilimitado espíritu de sacrificio y de permanente superación .
En la Editorial Prometeo, Blasco Ibáñez coordinaba directamente los aspectos más importantes de la producción y la difusión de cada publicación, desde la calidad del papel hasta el precio. Aunque necesitaba aumentar los ingresos y confiaba en el éxito de su nueva novela, en relación con el precio de esta, opinaba:
« El precio de la novela debe ser 3,50 como le digo en mi telegrama de hoy. Piense que siempre mis novelas fueron a 3 nada más. Que "Los Argonautas" fue la primera a 3,50 y que no se puede dar ese salto a 4. Es demasiado audacia y nos saldría mal. Esos libros a 4 pts. de que Ud. habla se venden 500 ó 600 cuando más.»1
Desde 3 de febrero, el periódico Heraldo de Madrid ya había comenzado a presentar en sus pagina la publicidad de la nueva novela. Como siempre, Blasco asume toda la responsabilidad y por encima de sus problemas personales, incluidos los de salud, hace enormes esfuerzos para cumplir con sus compromisos de novelista y editor.
Publicidad de la Editorial Prometeo, año 1917 |
Primer tomo de los clásicos revisado por Blasco Ibáñez en marzo 1916 y publicado por Prometeo |
Atrapado en una situación económica critica, acentuada por los compromisos familiares y personales adquiridos, Blasco continuaba escribiendo con toda la energía que le proporcionaba su asombrosa capacidad de trabajar, su ilimitado espíritu de sacrificio y de permanente superación .
«Durante la guerra, su término medio de trabajo cotidiano fue
de cerca de diez y seis horas. Se ponía a escribir a las ocho de la mañana y
cesaba á la una de la tanto, después de lo cual almorzaba y otorgábase un corto
paseo por las calles vecinas a la suya. A las tres, de nuevo estaba sentado á
su mesa, hasta las ocho. Comía á esta hora, y tras de la comida, daba un paseo
análogo al del almuerzo y volvía á escribir hasta las dos ó las tres de la
madrugada».2
Escribía por necesidad. En esta época, además de aquella necesidad fisiológica de escribir novelas que confesaba sentir, tenía una apremiante necesidad material. Escribía para sacar algo con qué vivir.1
Blasco se había propuesto terminar la novela para finales de febrero, pero en la primera mitad de este
mes, enferma. La recidiva de una infección dérmica que había
sufrido a finales de junio, como consecuencia de su diabetes, le obligó a suspender el trabajo por unos cuatro días. La intervención quirúrgica del 12 de febrero, probablemente fue
similar a la del episodio anterior: la resección y la cauterización. El siguiente día, le escribía a Sempere:
«Vuelvo hoy a ponerme al trabajo. Lo del prospecto debe enviarlo enseguida a
los corresponsales. Yo habré terminado la novela a fines de mes. No hay tiempo que perder. La novela debe
salir en volumen el 20 de Marzo o cosas así. Necesito que me envíen ya bocetos de la cubierta. No es caso
de dormirse.» 1 Invierno en París, año 1916 |
Escribía por necesidad. En esta época, además de aquella necesidad fisiológica de escribir novelas que confesaba sentir, tenía una apremiante necesidad material. Escribía para sacar algo con qué vivir.1
El logotipo de la Editorial Prometeo |
En la Editorial Prometeo, Blasco Ibáñez coordinaba directamente los aspectos más importantes de la producción y la difusión de cada publicación, desde la calidad del papel hasta el precio. Aunque necesitaba aumentar los ingresos y confiaba en el éxito de su nueva novela, en relación con el precio de esta, opinaba:
Desde 3 de febrero, el periódico Heraldo de Madrid ya había comenzado a presentar en sus pagina la publicidad de la nueva novela. Como siempre, Blasco asume toda la responsabilidad y por encima de sus problemas personales, incluidos los de salud, hace enormes esfuerzos para cumplir con sus compromisos de novelista y editor.
Heraldo de
Madrid del 3 de febrero 1916. Publicidad folletín
de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Ilustrador: José Blanco Coris (1862-1946)
|
En una extensa carta dirigida a la Casa Editorial el 19 de febrero, donde exponía sus nuevos planes, el escritor menciona la respectiva publicidad y comenta sobre el compromiso adquirido con José Rocamora, el director del periódico madrileño:
« Me dice Rocamora del Heraldo que está haciendo una gran propaganda y que tiene un cartel de 2 metros con dibujo de Blanco preparando para lanzarlo en toda España. Este cartel representa los 4 jinetes.
« Me dice también que hay gran expectación por ver la novela y que todos los corresponsales piden aumento. Desea que le diga inmediatamente la fecha en que debe empezar el folletín. Quiere que sea el 1 de marzo, pero el 1 es demasiado pronto. A mí aún me falta la 3a parte que será corta, pero siempre será unas 80 hojas.
Creo que esta novela se venderá más que ninguna de las mías.»1
« Me dice Rocamora del Heraldo que está haciendo una gran propaganda y que tiene un cartel de 2 metros con dibujo de Blanco preparando para lanzarlo en toda España. Este cartel representa los 4 jinetes.
« Me dice también que hay gran expectación por ver la novela y que todos los corresponsales piden aumento. Desea que le diga inmediatamente la fecha en que debe empezar el folletín. Quiere que sea el 1 de marzo, pero el 1 es demasiado pronto. A mí aún me falta la 3a parte que será corta, pero siempre será unas 80 hojas.
Creo que esta novela se venderá más que ninguna de las mías.»1
Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Una de las primeras
ediciones
de la Sociedad Editorial Prometeo
|
También les proponía un nuevo plan para las futuras publicaciones de la Editorial, incluyendo su novela.
Blasco, en su papel de director literario de la Casa, siempre se ha preocupado por la calidad y la estética de todos los libros editados por Prometeo; estudiaba detenidamente la presentación de cada uno y según sus conocimientos técnicos y sus principios estéticos, elegía el tipo de encuadernación y también, la ilustración de las cubiertas.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Edición con la
encuadernación en cartoné
|
« Mi plan, tanto en los tomos de 1 ptas (1,50 encuadernado) como de 3,50 rústica (4 encuadernado) es que todos nuestros libros los tengamos a la inglesa o sea encuadernados en tela, con forro igual a la cubierta de rústica.»
La tapa interior de la encuadernación debía «ser en tela blanca o amarilla clara, empleando el
oro en los adornos y una tinta azul para los títulos.»
Finalmente, expone también su propio plan como novelista:
En realidad, las otras dos novelas sobre la guerra las escribió más tarde: Mare Nostrum fue terminada en diciembre del 1917 y la tercera, Los enemigos de la mujer, en julio del 1919.
Cansado, con la salud debilitada, se lo comunicaba el día siguiente, a sus socios: «Ya hemos terminado. Ahora sólo espero correjir (sic) las pruebas para poder salir de viaje. Bien lo necesito. Estoy moribundo....y de lo más solo y triste.»1
Era su triste realidad: viviendo solo, en un país en guerra, en pleno invierno, trabajando continuamente sin lograr obtener un beneficio económico suficiente para llevar una vida tranquila. En aquellos años en París, Blasco contaba siempre con el apoyo incondicional y no pocas veces, con la ayuda económica de Elena Ortuzar o "Chita", la mujer que más tarde será su compañera y luego, al enviudar ambos, su esposa.
Chita va a verle a la calle de Renequin, como antes lo hizo a la calle Davioud… es todavía voluntariosa y dominante; pero se ha humanizado, y el dolor que contempla a diario parece haberle hecho mella… Este dolor colectivo que apena y abruma, es, más que la pasión ardiente, ya extinguida, lo que une sólidamente a Vicenzo y a madame Elguín.3
Calle de París en invierno. París, 1916
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La Plaza de
la Concordia en invierno. París, 1916
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La sede de la Editorial Prometeo en Valencia
|
En aquella época, para Blasco Ibáñez lo prioritario era la Casa Editorial y haciendo enormes esfuerzos, dedicaba gran parte del tiempo a la labor de mejorarla, pero sus ingresos personales provenían principalmente de la venta de novelas. Lo único que Blasco podía pretender recibir de Prometeo era la suma de una peseta por cada ejemplar vendido de sus novelas; la parte que le correspondía de las ganancias de la Editorial, según lo habían acordado, era para su familia de Valencia y la hipoteca del chalet de la Malvarrosa. Aunque así, parece que los socios no cumplían y frecuentemente, se generaban tensiones por los devengos de autor. Una vez terminada la nueva novela, Blasco seguía sin recibir dinero de Valencia y en su carta del 3 de marzo, vuelve a insistir sobre la crítica situación que estaba atravesando:
« … yo, en estos momentos, no tengo en todo el
mundo otro dinero para vivir que el de las novelas. A Uds. les conviene muy
mucho que yo esté tranquilo y con la vida asegurada, dedicando todo mi tiempo y
mi existencia a la casa editorial... Si yo tengo mi vida asegurada (con mi trabajo,
se entiende), yo prometo que la casa en los 10 años de vida que me restan, será
la primera de España...
Por todo
capital me quedan 1.000 francos. Son los últimos.»1. Los cuatro Jinetes del Apocalipsis Una de las primeras ediciones, en francés |
Los cuatro
Jinetes del Apocalipsis.
Una de la primeras ediciones en holandés.
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A pesar de todos estos problemas con la Editorial, el novelista seguía adelante con su plan; debía partir para Italia. Su viaje a Roma estaba programado para el 15 de marzo pero dos días antes de salir, le recomendaba a Sempere enviar la novela a Renée Lafont, « que está haciendo la traducción al francés.»1
Blasco había mencionada a la traductora en una carta de noviembre DE 1915: « Yo he empezado ya a escribir la novela Los cuatro
jinetes del Apocalipsis. Es tan interesante y tan movida que estoy gestionando por medio de la Renée a ver si la puedo meter de folletón en un gran diario de aquí.»1 Finalmente, la publicación de la novela en un periódico francés, no resultó.
La versión francesa de Los cuatro jinetes del Apocalipsis fue publicada en 1917 por la Editorial Calmann-Lévy de Paris, cuyo traductor es de G. Hérelle.
La versión francesa de Los cuatro jinetes del Apocalipsis fue publicada en 1917 por la Editorial Calmann-Lévy de Paris, cuyo traductor es de G. Hérelle.
En esta misma carta del 13 de marzo, Blasco le indicaba a Sempere enviar la novela a Henri Diamant-Berger en París, comentando:
«Están aquí escribiendo un argumento para hacer
una gran cinta cinematográfica de los 4 jinetes, que tal vez se encargue el
gobierno francés de exparcirla (sic) por todo el mundo. La van ha (sic) hacer
con gran aparato haciendo desfilar regimientos enteros, si es preciso. Será una
visión verdadera de la guerra.»1
Publicidad del 3 de marzo 1917 |
La película titulada Debout les morts!, con el guión elaborado por Henri Diamant-Berger y realizada por Société des Etablissements L. Gaumont en 1916, es considerada la primera versión cinematográfica de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Se estrenó en febrero de 1917 pero actualmente, está desaparecida.
El 15 de marzo, Blasco Ibáñez iniciaba su viaje a Italia. Entonces sacó el primer pasaporte de su vida, que se conserva con su forma longilínea, como un desplegable, acribillado por sellos fronterizos.4
El mismo día, el Heraldo de Madrid publicaba el primer folletín de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis. En Valencia, el diario republicano El Pueblo, lo publicitaba en su primera página.
Heraldo de Madrid del 15 de marzo de 1916, publica el primer
folletín de la novela
Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Ampliar)
|
El Pueblo, diario
republicano de Valencia, 15 de marzo 1916, publicitaba la nueva novela de su
fundador.
|
El domingo
19 de marzo, Blasco ya estaba en Roma, hospedándose en el Hotel Quirinale. Desde
allá continuaba manteniendo el contacto permanente con F. Sempere de la
Editorial Prometeo; estaba terminando de corregir
la última parte de la novela y comenzaba la revisión de los primeros tomos de
los clásicos a publicar. Además, continuando con la campaña de difusión de su
novela, contactaba con los periódicos españoles y sudamericanos para publicitar
el libro y preparar su pronto lanzamiento.
Hotel Quirinale, Roma, C. 1910 |
Con el
propósito de documentarse para su próxima novela Mare Nostrum, Blasco Ibáñez decide ir
a Nápoles por varios días. A su llegada, el 22 de marzo, conoce el barrio marítimo y
recordando al de Valencia, comentaba a sus socios:
«Acabo
de llegar a Nápoles a un hotel muy bonito, en el barrio de Santa Lucía, que es
como el Cabañal o el Grao, en la misma orilla del mar, frente al castillo del
Huevo que levantaran los españoles.»1Antiguo Nápoles. Castillo del Huevo. |
Antiguo Nápoles. Barrio Santa Lucia.
|
Durante toda su estancia en Italia, además de
investigar y recoger datos para su siguiente novela, Blasco buscaba
continuamente material para las próximas publicaciones, reuniendo «un
tesoro de fotografías para enriquecer el archivo de la casa editorial: cuadros,
estatuas, etc, para los libros clásicos y lo que se presente.»1 También, contactó con Ida Mango, la traductora de sus anteriores novelas y decidió que
fuese ella la que tradujera al italiano Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Los cuatro Jinetes del Apocalipsis,
la edición en italiano de 1918
|
El 5 de abril, Blasco estaba nuevamente en Roma recibiendo la tan esperada noticia: «...la novela aparecerá en la presente semana.»1
Según lo había estimado su autor, la primera edición de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis, publicada por la Sociedad Editorial Prometeo de Valencia, fue puesta a la venta en todas las librerías de España en los primeros días del mes de abril. Algunos periódicos lo publicitaban en sus páginas.
Mientras
tanto, Blasco Ibáñez coordinaba desde Roma la promoción y difusión del libro en
España y Sudamérica directamente y a través de la Editorial. El 7 de abril, le enviaba
una carta a Fernando Álvarez, el director de Caras y Caretas de Buenos Aires, carta mencionada por la revista
argentina en un artículo que publicitaba la novela. El
retrato que aparece en el artículo, se lo había recomendado a Sempere el
mismo Blasco: «Con la novela envíe una o dos fotografías mías de las que hizo
Novella.»1 Probablemente las fotografías fueron tomadas por el conocido
fotógrafo Vicente Gómez Novella (1871-1956) en Valencia, en el verano del 1914.
En el periódico El
Pueblo, diario republicano de Valencia, número 8770, del 7 de abril, 1916
|
En el periódico La Esquella de la torratxa, número 1947, del
21 de abril 1916
|
En el periódico ABC del 12 y del 20 de abril de 1916
|
Revista argentina
Caras y Caretas, número 920 del 20 de mayo 1916
|
El pasaporte de V. Blasco Ibáñez |
«Querido Paco: Los tomos encuadernados de la
novela están muy bien, pero muy bien. Me gustan muchísimo y le felicito. Esto de la encuadernación, cuando el público se
entere, tendrá gran éxito: especialmente en los tomos de 1 pta. que resultarán
magníficos.»1
También en estos días, recibía de la Editorial un cheque por 1500 francos pero al mismo tiempo le llegaban noticias preocupantes desde Valencia: Mario, su hijo mayor estaba enfermo y el otro, Julio tenia serios problemas personales.
«En esta obra maestra, no solo se admira la labor brillantísima del literato, sino la justa loanza de la causa francesa hecha por el latino y amante de las ideas de justicia y de libertad.»5 o «El eminente novelista español, que vive en París desde que se inició la guerra actual y ha recorrido varias veces el frente de batalla, acaba de producir una de sus obras maestras, tal vez la más completa, vigorosa y emocionante: Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.»6
Silva Vildósola, Carlos, 1871-1939 |
Continuando con la constante empresa de dar a conocer sus novelas, el 25 de abril, Blasco le enviaba una carta al escritor y periodista chileno Carlos Silva Vildósola:
Voy a escribir ahora Mare Nostrum, la novela del Mediterráneo que hace años llevo en la cabeza; una evocación del pasado y una pintura del presente. Para esto acabo de hacer un viaje por Nápoles y Sicilia»
Desde Italia, a principios de abril, Blasco le había escrito también a Francisco Verdugo Landi, el director de la empresa editora Prensa Gráfica, «para que en sus tres periódicos jaleen el libro»1 pero finalizando el mes, ninguna de estas publicaciones se había pronunciado respeto a su novela.
El 11 de mayo, el diario republicano El País publica un artículo donde presenta el nuevo libro de Blasco Ibáñez como «uno de sus mejores libros, tal vez él mejor». El autor del artículo, Germán Gómez de la Mata comenta la nueva novela y la vincula en algunos aspectos al naturalismo francés, , mencionando que «…comparando la obra de Zola y Blasco Ibáñez, advertiremos que no se trata de maestro y de discípulo, sino de un raro caso de paralelismo espiritual.»7
Vicente Blasco Ibáñez Revista Nuevo Mundo, 19 de mayo 1916 Foto: Novella - 1914 |
Aunque Blasco le había recomendado a Sempere enviar a la redacción dos fotografías más recientes tomadas en Paris por Henri Manuel, las revistas publicaron los conocidos retratos hechos por el valenciano Novella, en 1914.
Vicente Blasco Ibáñez
Revistas: Mundo gráfico y La
Esfera, mayo 1916
Foto: Novella - 1914
|
«De este modo, Francia, que tuvo en La Debacle
la novela de su guerra del 70, tiene ya en Los cuatro jinetes del Apocalipsis
la novela de su guerra del 14…. es aquélla un apostrofe y ésta un himno.
Aquélla muestra la degeneración de todo un país y ésta la regeneración de ese
país. Finaliza afirmando que Los cuatro jinetes del
Apocalipsis ratifica de modo más decisivo y elocuente ese derecho á ser
considerado su autor como el primer novelista contemporáneo.»8
Luego se publicaron
algunos otros artículos, como los firmados por N. Hernández Luquero, J. María
Tenreiro o E. Gómez de Bauqero, elogiando
la obra y comparando al escritor valenciano con los mejores autores de novelas
de guerra y sus descripciones, con lienzos de grandes pintores. La crítica
favorable de la prensa poco más tenía que decir, pero no demoraban en aparecer
las críticas hostiles juzgando la última producción de novelista y atacando a
Blasco, el republicano.
Publicidad en la revista La Esfera,
número 125, 20 de mayo 1916
|
En 1916, en España existían dos parcialidades deslindadas por el conflicto bélico: los aliadófilos, más en concreto los francófilos y los germanófilos.
Según Álvaro Alcalá Galindo, conservador aliadófilo: «…en términos generales, las "izquierdas" eran francófilas y las "derechas" germanofilas. En las "izquierdas", o sea los amigos de Francia, pudieran agruparse los republicanos y radicales partidarios de la política actual francesa, y también monárquicos, liberales o independientes, "intelectuales" y escritores; la mayoría de los políticos y la minoría de los aristócratas. Frente a éstos, los germanófilos, o sea las «derechas»: el clero, los carlistas, la oficialidad del ejército, las clases conservadoras y la mayor parte de las damas aristocráticas y de los «sportsmen» elegantes que antes nos traían de Londres y París las modas, y ahora nos traen de Berlín las teorías.»9
Blasco Ibáñez, republicano, había tomado partido por Francia desde el inicio de la guerra reafirmado con cada oportunidad su posición aliadófila y polemizando continuamente contra la germanofilia hispana. El novelista siempre ha afirmado que Los cuatro jinetes del Apocalipsis es una obra a favor de los Aliados pero desde luego, lejos de ser puro maniqueísmo, la novela pretendia exponer claramente el horror de la guerra.
Como la
sociedad, la prensa española de 1916, también estaba dividida.
El 7 de junio, el diario monárquico ABC, bajo la dirección de Torcuato Luca de Tena - en continuas polémicas con los periódicos de orientación radicalmente aliadófila como Iberia o el semanario España-, publicaba un artículo firmado por su corresponsal en Berlín, José Juan Cadenas, criticando a su manera, la nueva novela de Blasco Ibáñez:
El 7 de junio, el diario monárquico ABC, bajo la dirección de Torcuato Luca de Tena - en continuas polémicas con los periódicos de orientación radicalmente aliadófila como Iberia o el semanario España-, publicaba un artículo firmado por su corresponsal en Berlín, José Juan Cadenas, criticando a su manera, la nueva novela de Blasco Ibáñez:
«Todas aquellas patrañas que corrieron por la Prensa
francesa durante los primeros meses de la guerra han desaparecido de los
periódicos, y ya no las recordaríamos si la última novela del Sr. Blasco Ibáñez
no las hubiera recogido cuidadosamente…! Pobre insigne novelista! De cómo una
obra escrita para hacer simpáticos á los aliados los pone en ridículo... No...
Los franceses no agradecerán nunca al Sr. Blasco Ibáñez que haya ido á buscar
los "documentos" para su novela en los ecos de L'Intransigeant de
Paris-Midi...»10
También el periódico germanófilo La Acción, adscrito al radicalismo conservador maurista, publicaba el
5 de junio un artículo donde el crítico literario Julio Casares atacaba directamente al novelista:
V. Blasco
Ibáñez visitando el frente francés en marzo de 1915. Foto: José Franch
|
«El engendro reciente
no es siquiera una novela fracasada, como «Sónnica la cortesana», por ejemplo;
es, con nombre y leve apariencia de novela, una torpe e insoportable recopilación
de cuanto el odio y la ignorancia han escrito en año y medio contra una de las
naciones más cultas de Europa… »11
Opinaba que a través de la literatura, el novelista aplica un método de combate incorrecto y poco noble
para calumniar al adversario, y lo hizo con mala intención y desconocimiento:
«...el señor Blasco
Ibáñez, sin más fuentes de información que las turbias y envenenadas de la
prensa francesa, sólo ha logrado hacer trazos grotescos, reveladores de una
ignorancia fundamental.»11
Al mismo
tiempo que se publicaban estos duros ataques, la nueva novela tenía muy buena
acogida entre el público lector y la popularidad del autor aumentaba
rápidamente. A finales de junio, algunas
librerías indicaban que «...hasta la fecha ninguno de esos grandes escritores
ha legado vender (aquí, se entiende) tantos libros como Blasco Ibáñez. Es el
primero. De "Los muertos mandan", "Los Argonautas" y "Los cuatro jinetes del
Apocalipsis", se ha vendido un número de ejemplares verdaderamente fabuloso… De los libros de la guerra, puedo decir que «Los
cuatro jinetes» es el que más se ha vendido.»12
Finalizado 1916, el Heraldo de Madrid publicaba
el habitual sumario de la estadística literaria donde se comentaban los libros
más importantes de aquel año. La novela de Blasco Ibáñez, Los cuatro jinetes del Apocalipsis, se destacaba como «el libro más interesante, más plástico, más
emocionador, más documentadamente realista de cuantos novelescamente trataron
la guerra y se consideraba que su
autor «puede figurar entre los mejores
novelistas de nuestras letras contemporáneas.»13
También en la encuesta que el El Liberal realizaba entre sus lectores para elegir los mejores escritores - los 36 literatos insignes para formar parte de la verdadera Academia Española14, llamaba La Academia Ideal-, Blasco Ibáñez quedó entre los primeros, ocupando el séptimo puesto con 3.435 votos mientras que el mejor valorado, Pérez Galdós obtuvo 4.503.
Pasado un año desde la publicación de la novela, José Ortega Munilla, escritor y periodista muy influyente en aquella época, expresó también su opinión a la prensa, valorando a Blasco Ibañez como el mejor novelista español después de Galdós: «Un escritor enorme, que produce sensaciones infinitas, que pinta de modo insuperable los personajes, narra con una gracia, una vivacidad, un color sorprendente y describe de una manera deslumbradora. El diálogo de Blasco Ibáñez no hay quien lo mejore.»15
En
conclusión, aunque con el paso de los años se ha perpetuado la falsa idea de
que la novela pasó desapercibida en España, una simple mirada retrospectiva sobre
la prensa demuestra lo contrario. Además, teniendo en cuenta la prolongada ausencia
de Blasco en mundo de la literatura - siendo Los cuatro jinetes del Apocalipsis su segunda novela publicada en ocho
años-, es evidente que la obra fue muy apreciada y bien valorada por sus
contemporáneos de España.
En
cualquier caso, a pesar de las críticas favorables y de una notable mejoría en la venta
de sus novelas, la publicación de Los cuatro jinetes del Apocalipsis
parece que no había alcanzado las expectativas de su autor ni daba los resultados
económicos esperados, pero Blasco Ibáñez seguía adelante con sus proyectos.
Continuaba manteniendo su estrecha colaboración con la Editorial,
preparaba Mare Nostrum, la segunda
novela de la guerra, y además, con la esperanza de mejorar su comprometida
economía, iniciaba otra nueva aventura, la de cineasta.
La libreta del novelista |
También en la encuesta que el El Liberal realizaba entre sus lectores para elegir los mejores escritores - los 36 literatos insignes para formar parte de la verdadera Academia Española14, llamaba La Academia Ideal-, Blasco Ibáñez quedó entre los primeros, ocupando el séptimo puesto con 3.435 votos mientras que el mejor valorado, Pérez Galdós obtuvo 4.503.
Pasado un año desde la publicación de la novela, José Ortega Munilla, escritor y periodista muy influyente en aquella época, expresó también su opinión a la prensa, valorando a Blasco Ibañez como el mejor novelista español después de Galdós: «Un escritor enorme, que produce sensaciones infinitas, que pinta de modo insuperable los personajes, narra con una gracia, una vivacidad, un color sorprendente y describe de una manera deslumbradora. El diálogo de Blasco Ibáñez no hay quien lo mejore.»15
La versión
inglesa de Los cuatro jinetes del Apocalipsis - 1918
|
En aquella
época, el novelista no podía sospechar que unos años más tarde, la versión
inglesa de Los cuatro jinetes del
Apocalipsis le traería tan inesperado y enorme éxito, consagrándolo como el
mayor novelista de España en aquel momento y proporcionándole – después de tantos esfuerzos – la
fama internacional y una gran fortuna.
Publicidad
de las novelas de V. Blasco Ibáñez en Estados Unidos – The Sun, diciembre 1918
|
Fuentes e imagenes: archivo del autor
Como ya es habitual en este blog, he podido disfrutar una vez más de la excelente calidad de este artículo, que aúna la amenidad del relato con una contrastada base documental y abundante material gráfico.
ResponderEliminarMi enhorabuena a la autora, que ha consolidado a este blog como un modelo a seguir.
Ángel López. Secretario Fundación C.E. Vicente Blasco Ibáñez
Agradeciendo su generosa apreciación, le doy la bienvenida a mi blog.
EliminarEs un enorme placer intentar comprender a Blasco Ibáñez, conocer su vida y su obra y además, poder compartir lo que se ha conservado a través del tiempo de su original figura.
Un cordial saludo,
Marga Preda