El escenario del
Teatro de los jardines durante el banquete celebrado en honor de Blasco Ibáñez.
Foto: C. Franzen. Madrid, 9 de diciembre de 1900.
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EL BANQUETE EN HONOR A BLASCO IBÁÑEZ
por Alfredo OPISSO
Él domingo, 9 del corriente, tuvo efecto en los Jardines del Retiro el banquete que en honor al insigne escritor D. Vicente Blasco Ibáñez organizaron sus amigos y admiradores para celebrar el brillante éxito alcanzado por su última novela Entre naranjos, digna hermana de La Flor de Mayo y La Barraca.
Vicente Blasco Ibáñez en el año 1900
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Con decir que el local
estaba decorado bajo la dirección de Benlliure y Sorolla queda hecho su mayor elogio.
Las mesas estaban colocadas en el patio del Teatro; las galerías altas estaban adornadas
con banderas valencianas que en la parte media formaban un magnífico pabellón
rodeando el escudo de España y en el escenario aparecía reproducida una de las
descripciones hechas por Blasco Ibáñez de escenas de la vida rural valenciana:
dos casitas, la una con el típico emparrado y la otra una barraca fielmente
copiada del natural, ambas entre naranjos, mientras dos parejas con sus correspondientes
tamborilero, dulzainero, banda de guitarras y charanga animaban la fiesta. Así
las parejas como dos llauraors que
cantaron la jota y varias albaes
vestían el traje del país.
La distinguida concurrencia, compuesta de paisanos del
eminente escritor; periodistas, compañeros del valiente director de El Pueblo, y literatos admiradores del
gran novelista, en número de doscientas personas, tomó asiento en torno de seis
largas mesas, ocupando el sitio de honor Blasco Ibáñez, que tenía á su derecha
á una preciosa niña de ocho ó nueve años, hija del artista valenciano Simó, y á
ambos lados los hermanos Benlliure, Sorolla y los representantes americanos.
El menú se componía de platos típicos del país, luciendo sus
habilidades durante la comida los dulzaineros, guitarristas y demás.
El escenario del
Teatro del Retiro, convertido en paisaje de la huerta valenciana.
Foto: Calvet y Amador. Madrid, 9 de diciembre de 1900 |
Amalio Jimeno en el año 1906
(1852–1936)
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Al descorcharse el champagne, levantóse el brillante orador y catedrático de medicina D. Amalio Jimeno para cumplir el encargo que se le había conferido de saludar y felicitar á Blasco Ibáñez, lo cual hizo en un admirable discurso, tan sentido como oportuno , encareciendo la constancia y laboriosidad de Blasco, que le han llevado á conquistar la fama de que hoy goza en toda España.
Muy conmovido el ilustre autor á quien se festejaba, contestó agradeciendo profundamente el espléndido agasajo con que se le obsequiaba y que consideraba como elocuente manifestación de amor al Arte.
El Sr. Blasco Ibáñez, de cuya personalidad es difícil separar al artista del político dio muestras de finísima discreción al dirigirse á un auditorio en que figuraban hombres de todas las opiniones.
Al final del banquete llegó el Sr. Pérez Galdós, que abrazó
con efusión á su digno amigo y compañero, en medio del mayor entusiasmo de la
concurrencia.
La fiesta terminó con el disparo de una gran traca, que medía 500 metros y daba tres vueltas á los paseos circulares que rodean el kiosko de la música.
Figuraban entre los comensales los músicos Bretón, Chapí y
Serrano; Sorolla y Mariano Benlliure; Sánchez Pérez, Laserna, Villegas, Arimón,
López Allué; Celio Lucio, Alvarez y Paso; Palomero, Lustonó y Manrique de Lara;
Lope Silva; Ramiro Maeztu; Cavia, Nakens, Lerroux, López Ballesteros, Moróte,
Loma, Ovejero, Moya, Ortega Munilla, Francos Rodríguez, Kasabal; Canalejas, Capdepon, Aguilera, Gutiérrez Más, Mencheta,
Herrero, Ruiz Jiménez, Morayta y casi toda la minoría republicana; Salmerón y
García, Menéndez Pallares, Cánovas, Martos, Prieto y Caules, Pulido, Sánchez
Ortiz (D.Gerardo), Muro Azcárate, etc., etc. No se dirá que la cantidad
perjudicasen nada la calidad, pues más que difícil hubiera sido reunir á tantas
y tan ilustres personalidades para un acto cualquiera.
Grupo de comensales.
Foto: Calvet y Amador. Madrid, 9 de diciembre de 1900
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A la lista de notables personalidades que asistieron al
banquete y quedan enumeradas, aunque no todas, más arriba, hay que añadir las
que, por diversos motivos, no pudieron concurrir y enviaron expresivas cartas ó
telegramas de adhesión. Citemos entre otros á los ilustres Pérez Galdós, Picón
y Llórente. «La cariñosísima, paternal epístola de D. Teodoro, - dice Roberto Castrovido,- en la que recuerda
con legítimo orgullo haber sido el primero que adivinó en Blasco Ibáñez un gran
novelista, fue objeto de una grande ovación que demostró la admiración que en
este Madrid, tachado un tanto gratuitamente de ligero, se rinde al respetable
patriarca de las letras valencianas.»
La verdad sea dicha no era muy difícil la adivinanza para
cuantos teníamos el placer y el honor de conocer algo íntimamente á Blasco
Ibáñez. De ahí que cuando publicó la Flor
de Mayo hubiese quienes no se aviniesen á considerar aquello como una revelación; no era más que otro paso en
la senda recorrida desde que Blasco Ibáñez comenzó á escribir. Porque todo lo
que ha escrito Blasco revela aquel poderoso talento, aquella vasta ilustración
y aquel brío que constituyen su inconfundible y gloriosa personalidad.
Homenaje a V. Blasco Ibáñez en El Retiro de Madrid, 9 de diciembre 1900 |
Homenaje a V. Blasco Ibáñez con la participación de B. Pérez Galdós, en El Retiro de Madrid, 9 de diciembre 1900 |
Porque no es solamente en la novela donde Blasco Ibáñez ocupa
un lugar entre los primeros sino también en la historia. Su grande obra sobre
la Revolución Española es suficiente
por sí sola á labrar una reputación y no precisamente por su vibrante estilo y
la valiente libertad con que se narran y aprecian los hechos sino aun por la
abundancia de datos y noticias, la maestría de la composición y la multitud de
nuevos puntos de vista que contiene. Allí está ya el Blasco Ibáñez observador,
sagaz y elocuentísimo de las novelas posteriores, que en suma son verdaderas
historias novelescas. Por lo mismo entienden muy mal los que suponen que Blasco
adelantó mucho en sus viajes al extranjero. No le eran menester para ser lo que
es, sin negar que pueden haber contribuido más ó menos al desarrollo de algunas
de sus facultades.
IRIS se honró en asociarse al homenaje tributado al gran
novelista y al amigo queridísimo, estando representado por nuestro redactor D.
J. F. Sanmartín y Aguirre.
El artículo fue publicado por la revista semanal ilustrada IRIS de Barcelona, el 22 de diciembre de 1900.
El artículo fue publicado por la revista semanal ilustrada IRIS de Barcelona, el 22 de diciembre de 1900.
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