jueves, 27 de abril de 2017

Recordando a Sonnica la cortesana

«Sonnica la cortesana», Editorial Prometeo, Valencia. 1923. Ilustrador: Enrique Ochoa

Vicente Blasco Ibáñez escribió su novela «Sonnica la cortesana» entre julio y septiembre de 1901, en la Playa de la Malvarrosa; la definia como la novela “sobre Sagunto y su desesperada resistencia”.
La primera edición del libro se publico en aquel mismo año, por F. Sempere y Ca. Editores de Valencia.

Sonnica la cortesana - primera edición, 1901.
 F. Sempere y Ca. Editores. Valencia

Muchos años más tarde, en 1923, cuando Blasco se había convertido en el más exitoso escritor español de su época a nivel internacional, y era un famoso personaje del mundo cinematográfico de Hollywood, se publicaba en Prometeo de Valencia una nueva edición de «Sonnica la cortesana», con un prologo donde el autor confesaba como nació aquella obra:

AL LECTOR
por VICENTE BLASCO IBÁÑEZ


V. Blasco Ibáñez en su chalet de la Malvarrosa.
Esta obra la escribí en 1901, para completar con ella la serie de mis novelas que tienen por escenario la tierra valenciana.
Había publicado ya Arroz y tartana, Flor de Mayo, La barraca y Entre naranjos, que son la novela de la vida en la ciudad, de la vida en el mar, de la vida en la huerta y de la vida en los naranjales. Tenía entonces el proyecto de escribir Cañas y barro, y para ello estudiaba la existencia de los habitantes del lago de la Albufera. Pero antes de producir esta última obra sentí la imperiosa necesidad de resucitar el episodio más heroico de la historia de Valencia, sumiéndome para ello en el pasado, hasta llegar á los primeros albores de la vida nacional. Y abandonando la novela de costumbres contemporáneas, la descripción de lo que podía ver directamente con mis ojos, produje una obra de reconstrucción arqueológica más ó menos fiel, una novela de remotas evocaciones.


Con esto realicé un deseo de mi adolescencia, cuando empezaba á sentir las primeras tentaciones de la creación novelesca.
Siendo estudiante, en vez de entrar en la Universidad huía de ella las más de las mañanas para vagar por los campos ó por la orilla mediterránea, encontrando á esto mayor seducción que al conocimiento de las verdades muchas veces discutibles del Derecho. Al caminar por los senderos de la huerta valenciana se ve siempre en el horizonte, por encima de las arboledas, una colina roja que es la estribación más avanzada, de la sierra de Espadán, el último peldaño de las montañas que se escalonan en descenso hasta el mar. Sobre su cumbre, como amarillentas y sutiles pinceladas, se columbran los muros de un vasto castillo. Allí está Sagunto.

Vista del Castillo de Sagunto "desde las eminentes troneras del “Eco”. Al fondo limita la fortaleza sobre las últimas estribaciones de la Sierra de Espadán.
Año 1905. Fotógrafos: Hoyos y Lita

Vicente Blasco Ibáñez en la Malvarrosa. 

También al vagar por la playa, ante la llanura del Mediterráneo, azul á unas horas, verde á otras ó de color violeta, pensaba en todos los personajes interesantes que dominaron este mar, saltando sobre él en sus caballos de leño, desde los navegantes homéricos hasta los corsarios cristianos y los piratas berberiscos que sostuvieron una guerra milenaria.
Y muchas veces me dije, con mi entusiasmo de novelista aprendiz, que algún día, escribiría dos novelas: una sobre Sagunto y su desesperada resistencia; otra que tendría por héroe al Mediterráneo. Esta última novela tardé muchos años en producirla, y es Mare nostrum.
Mi novela de Sagunto nació antes.
Tal era mi deseo de hacerla, que, como ya he dicho, interrumpí mis novelas valencianas contemporáneas para que pasase delante de Cañas y barro.

Al poco tiempo de haber empezado á escribir SONNICA LA CORTESANA casi me arrepentí de este trabajo. Tuve que realizar vastos y monótonos estudios para no desistir de mi empeño.
Casi siempre, en libros de esta clase, el éxito responde con parquedad á las grandes labores preparatorias que exigen. Necesité rehacer mis estudios latinos del bachillerato para leer algunas obras antiguas que tratan de la heroica resistencia de Sagunto y su destrucción.
Detalles de las ruinas del Teatro Romano y cumbres de la montaña donde está emplazado el Castillo.  
Año 1905. Fotógrafos: Hoyos y Lita
Una calle de Sagunto, por la cual se sube al Castillo.  Año 1905. Fotógrafos: Hoyos y Lita
Subida al  Castillo de Sagunto.  Año 1905. Fotógrafos: Hoyos y Lita

Al llegar aquí considero necesario hacer dos manifestaciones.
Siempre ha existido una crítica ligera, que juzga los libros muchas veces sin leerlos y emite sin embargo su juicio con la gravedad del que da una sentencia irrevocable. Á esta crítica le basta una semejanza de títulos ó una identidad de ambiente entre dos novelas, para declarar que la una procede de la otra, aunque examinadas por alguien que verdaderamente las ha leído no presenten ningún parentesco común.
Como en SÓNNICA LA CORTESANA uno de los personajes principales, tal vez el de mayor relieve, es Hannibal, y se habla de la llamada «guerra inexorable» que Cartago sostuvo con sus mercenarios, algunos, cuando apareció la presente novela, hicieron alusiones (pero con timidez) á Salambó, la obra inmortal de Flaubert.

Únicos restos que se conservan de la muralla saguntina por ser el lugar que sirvió a Anibal de entrada
Año 1905. Fotógrafos: Hoyos y Lita

No es necesario insistir en esto. Los que hayan leído ambas novelas saben á qué atenerse. Pero yo aprovecho la ocasión para declarar lealmente que SÓNNICA es una novela que debe mucho á otro libro. Para escribirla me inspiré en el poema sobre la segunda guerra púnica del poeta latino Silvio Itálico, autor romano del principio de la decadencia, nacido en España. Esto no lo ha dicho ningún crítico, y tal vez no lo habría dicho nunca, pues son contados los que se acuerdan de leer el citado poema. Yo, como he manifestado antes, tuve que repasar mi latín para conocer la obra de Silvio Itálico, y algunos de mis personajes secundarios los he sacado de ella, así como determinadas escenas.

Puerta meridional del Circo saguntino. Año 1905. Fotógrafos: Hoyos y Lita

Dicho poeta no fué contemporáneo de la trágica resistencia de Sagunto, pero la cantó pocos siglos después, pudo conocer todavía frescas las tradiciones orales de famoso suceso, y por ello le seguí con una preferencia especial sobre otros autores de consulta.
También debo decir que como SÓNNICA LA CORTESANA se publicó cuando la novela histórica tenía muchos cultivadores, á consecuencia del gran éxito momentáneo de Quo vadis, del polaco Sienkiewicz, y Afrodita, de Pierre Louis, algunos creyeron que escribí la presente obra por seguir una moda literaria.
Ya he manifestado que esta novela la pensé en mis años de estudiante. Luego vi en ella un complemento de mi obra sobre la tierra natal.

Postal de Sagunto. Año 1908

Había descrito ya la vida valenciana tal como puede verse directamente, y necesité realizar esta excursión por su pasado más remoto. Las promesas entusiásticas hechas en nuestra juventud nos acompañan siempre como un remordimiento si no las cumplimos. Muchas veces, tendido en la playa á la sombra de una barca ó en los cañares que bordean las acequias de la huerta, al ver sobre el azul del horizonte la colina roja de Sagunto y sus baluartes amarillos, prometí á la ciudad heroica que escribiría una novela describiendo su sacrificio... cuando llegase á ser un novelista.
Y cumplí mi palabra.
V. B. I.
1923
Hoy,  la novela «Sonnica la cortesana» se puede leer online:
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000048077&page=1
* * 
ANEXO:
En octubre de 1905, Blasco iniciaba en Madrid un nuevo proyecto editorial: la colección titulada La Novela ilustrada. Según se publicitaba en la prensa de la época, la publicación, de cuya dirección literaria está en cargado el conocido novelista Blasco Ibáñez, se propone dar al público obras de los mejores autores españoles contemporáneos junto con otros que serán traducidas por primera vez al español.
La finalidad de este diario es publicar las novelas en tales condiciones de baratura, que estén al alcance a todos los lectores, perdiendo la gran masa popular el gusto por las narraciones disparatadas y tremebundas para solazarse con obras de verdadero arte.
Desde enero de 1906, en la colección «La Novela ilustrada» se comenzaba la publicación de «Sonnica la cortesana» con las ilustraciones realizadas por Losé Pedraza.
A continuación se reproducen las imágenes de aquella publicación:

















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